Cada escritor, en realidad, tiene una sensibilidad diferente para las desviaciones del lenguaje; la corrección absoluta solo evidencia un sentimiento banalizador, anónimo, de la lengua. ¿Por qué habría de proscribir yo las repeticiones de palabras, puesto que es la contorsión de la perífrasis destinada a evitarlas lo que me resulta desagradable? ¿Usted quiere decir "Llueve"?, diga "Llueve". Incluso si es para un segundo chaparrón.
JULIEN GRACQ, fragmento de Leyendo escribiendo, Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, Madrid, 2005, traducción de Cecilia Yepes, pág. 89.
