Si yo escribo un poema sobre el atardecer o sobre mi mujer desnuda, lo que me interesa no es hacer un hermoso poema, sino el atardecer o mi mujer desnuda. Si por un solo instante me interesara más mi poema que lo que en él, por pura ansia de realidad, intento expresar, me parecería haber cometido una especie de suicidio. Este suicidio es el que cometen hoy tantos artistas.
TOMÁS SEGOVIA, El tiempo en los brazos (1950-1983), Pre-Textos, Valencia, 2009,
pág. 19.