La poesía no tiene que exponer ideas. Las ideas (en el sentido habitual del término) son expresiones, o fórmulas. La poesía no existe en este momento. Está en el punto anterior – en el que las cosas mismas están como grávidas de ideas. Debe, pues, formar o comunicar el estado sub-intelectual o pre-ideal y reconstituirlo como función espontánea, con todos los artificios necesarios.
PAUL VALÉRY, Cuadernos (1894-1945), Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores,
Barcelona, 2007, traducción de Maryse Privat, Fátima Sainz y Andrés Sánchez
Robayna, pág. 404.